En la vida moderna, el estrés y la ansiedad son compañeros constantes. Sin embargo, en ocasiones, estos sentimientos ansiosos pueden intensificarse hasta convertirse en un ataque de ansiedad o incluso en un ataque de pánico.
En este artículo, exploraremos las diferencias entre estos dos trastornos y veremos algunas recomendaciones para gestionarlos.
Ataque de Ansiedad: ¿Qué es?
Un ataque de ansiedad, también conocido como trastorno de ansiedad, es una respuesta natural del cuerpo al estrés. Ocurre cuando el cuerpo se siente amenazado o en peligro, y se activa el mecanismo de “lucha o huida”. Los síntomas de un ataque de ansiedad pueden incluir palpitaciones, sudoración, temblores, dificultad para respirar, mareos y un fuerte sentimiento de miedo o inquietud.
Es importante destacar que los ataques de ansiedad suelen estar relacionados con situaciones específicas que generan estrés, como hablar en público, problemas financieros o conflictos personales. Estos ataques son desencadenados por factores externos y, una vez que la situación estresante se resuelve, los síntomas tienden a desaparecer.
Ataque de Pánico: ¿En qué se Diferencia?
Aunque los ataques de ansiedad y los ataques de pánico comparten síntomas similares, como la sensación de miedo intenso y la dificultad para respirar, existen diferencias clave. Los ataques de pánico son más impredecibles y pueden ocurrir sin una causa aparente. Estos episodios suelen ser más intensos y pueden durar de 5 a 20 minutos.
En un ataque de pánico, las personas pueden experimentar una sensación abrumadora de pérdida de control, así como síntomas físicos graves, como sudoración profusa, palpitaciones intensas y sensación de asfixia. A menudo, quienes sufren ataques de pánico temen tener otro ataque, lo que puede llevar a un ciclo de ansiedad constante.
Herramientas para gestionar ataques de ansiedad y de pánico
Existen herramientas efectivas que pueden ayudar a gestionar estos trastornos y recuperar el equilibrio emocional. En este apartado, te proporcionamos algunas estrategias prácticas que puedes utilizar para enfrentar los ataques de ansiedad y pánico.
Respiración Profunda: Practicar la respiración profunda es esencial. Cuando sientas que se acerca un ataque, inhala lentamente por la nariz, mantén la respiración durante unos segundos y luego exhala lentamente por la boca. Repite este proceso varias veces. La respiración profunda puede ayudar a calmar el sistema nervioso.
Técnicas de Relajación: La meditación y la relajación muscular progresiva son técnicas efectivas para reducir la ansiedad. Dedica tiempo diariamente a practicar la relajación para fortalecer tu capacidad de lidiar con el estrés.
Identifica los Desencadenantes: Intenta identificar qué situaciones o pensamientos desencadenan tus ataques de ansiedad o pánico. Una vez que los reconozcas, podrás trabajar en estrategias para enfrentarlos.
Habla con Alguien de Confianza: Compartir tus sentimientos y preocupaciones con un amigo cercano o un miembro de la familia puede aliviar la carga emocional. A veces, solo expresar lo que sientes puede ser reconfortante.
Mantén un Diario: Llevar un diario de tus ataques de ansiedad puede ayudarte a identificar patrones y desencadenantes. Anota cuándo ocurren, lo que estabas haciendo y cómo te sentías. Esto te dará información útil para controlarlos.
Evita la Cafeína y Estimulantes: La cafeína y otros estimulantes pueden exacerbar los síntomas de la ansiedad. Reduce o elimina su consumo si notas que influyen en tus ataques.
Ejercicio Regular: El ejercicio físico regular libera endorfinas, que son conocidas como las “hormonas de la felicidad”. Realizar actividad física puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar tu estado de ánimo.
Evita el Alcohol y el Tabaco: El alcohol y el tabaco pueden empeorar los síntomas de ansiedad y pánico. Limita su consumo o busca ayuda para dejarlos si es necesario.
Terapia Profesional: Consultar a un psicólogo o psiquiatra especializado en trastornos de ansiedad es fundamental. Un enfoque de terapia integradora combinado la elección de diferentes corrientes psicológicas te ayudaran a resolver los ataques de ansiedad.
Medicación (bajo supervisión médica): En algunos casos, se puede recetar medicación para controlar los síntomas de ansiedad o pánico. Sin embargo, siempre debe ser bajo la supervisión de un profesional de la salud.
La Importancia de Consultar a un Psicólogo
Cuando alguien se enfrenta a un ataque de ansiedad o de pánico, es esencial buscar ayuda profesional. Un psicólogo especializado en trastornos de ansiedad puede proporcionar apoyo valioso para comprender y controlar estos episodios. Aquí te explicamos por qué es fundamental:
Diagnóstico Preciso
Un psicólogo puede realizar un diagnóstico preciso de tus síntomas y determinar si estás experimentando un ataque de ansiedad o de pánico. Esta distinción es crucial, ya que el tratamiento puede variar según el trastorno.
Terapia Personalizada
Un buen psicólogo diseñará un plan de tratamiento personalizado, que puede incluir terapia cognitivo-conductual, terapia de aceptación y compromiso, terapia EMDR, terapia de exposición o técnicas de relajación. Estas estrategias te ayudarán a manejar y superar los ataques de ansiedad o pánico.

Herramientas de Autocontrol
A través de la terapia, aprenderás técnicas de autocontrol que te permitirán reconocer los síntomas antes de que se intensifiquen y afrontarlos de manera efectiva. Estas habilidades te serán útiles a lo largo de la vida.
Prevención de Recaídas
Un psicólogo no solo te ayudará a superar los ataques de ansiedad o pánico, sino que también te proporcionará herramientas para prevenir futuras recaídas. Esto garantiza una mejora a largo plazo en tu bienestar emocional.
Conclusion
En resumen, aunque los ataques de ansiedad y de pánico comparten similitudes, existen diferencias importantes en su naturaleza y tratamiento. Si experimentas alguno de estos trastornos, no dudes en buscar la ayuda de un psicólogo especializado. Con el apoyo adecuado, puedes aprender a controlar tus síntomas y mejorar tu calidad de vida.
No dejes que la ansiedad o el pánico controlen tu vida. Encuentra a un psicólogo calificado y da el primer paso hacia un bienestar emocional duradero.
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